El minimalismo es tomar perspectiva y detectar lo esencial, lo que necesitamos realmente y lo que no. Diferenciarlo y aprender a soltar lo que no nos llena, lo que no te da paz.
Es eliminar lo innecesario, el exceso, y dejar espacio para los momentos buenos de la vida, esos que llegan desde la esencia real de las cosas.
No se trata de ordenar tu armario y tener una decoración de la casa minimalista, va más allá: Es optar por una simplicidad voluntaria, por el desapego, por una decrecimiento sano que deje espacio y tiempo sobrante para saciar tus inquietudes y tu curiosidad.
Es aprender a decir no al consumo innecesario y compulsivo, al exceso de dopamina que te generan vacío y descontento al tiempo.
Es darte una pausa, un descanso y conectar profundamente con tus necesidades humanas esenciales, básicas, aquellas que te proporcionan una vida con significado, con intención. Entrar en la quietud y el silencio y cultivar la atención, desarrollar una sensibilidad minimalista para detectar dónde está lo que importa: Las personas que valen la pena, las experiencias que suman porque son elegidas por y para ti y no por y para el resto, los objetos que hay que conservar…La vida que quieres vivir y no la que otros,as desearon para ti.
Pregúntate qué suma de verdad valor en tu vida, qué cosas mejoran tu contexto, tu espacio de referencia y, ahora mismo, prescinde de algo que te sobre. Si haces ese ejercicio cada día, verás que tu vida cambia, te lo aseguro.
Menos es más vida, más calma, más felicidad, más plenitud, más sosiego, más abundancia y prosperidad.
Realmente, no somos nuestras cosas, nuestras posesiones, nuestras experiencias… Somos mucho más que todo eso.
Desde Coaching Vital trabajo para acompañar a las personas en ese camino de descubrimiento personal que te proporciona una felicidad genuina, honesta y verdadera.
TODO SE TRANSFORMA, TÚ TAMBIÉN.