LOS CAMBIOS TE DAN LA VERDADERA MEDIDA DE TI MISMO, A.

 

Es fácil de entender: Mira a ver lo que los cambios provocan en ti.

Depende dónde te encuentres asentado los vivirás de una manera u otra, no son malos o buenos en sí mismos, son lo que son: Circunstancias de la vida normalmente repletas de incertidumbre, sorpresa, novedad y, sobre todo, oportunidad. A veces son elegidos, otras no. Hay quien los ama y hay quien no. Pero llegan, te lo aseguro, nadie escapa de ellos. La clave dependerá del grado de aceptación, de la madurez con la que los asumas, de la ecuanimidad con la que los digieras, del discernimiento y la lucidez con la que los vislumbres. Esto les dará brillo y a ti luz, o los llevará al cuarto oscuro y a ti con ellos.

Nuestras vidas no paran de cambiar, son de una impermanencia absoluta, son volátiles, caprichosas, imprevisibles e imposibles de controlar y, por tanto, maravillosas.

Recientemente he vivido algunos cambios, el más significativo y vital cambiar la ciudad por un pequeño pueblo cerca de la montaña. Es un cambio provocado y elegido al tiempo, un cambio arropado, acogido con cariño, recién llegado pero que hace tiempo deseaba. Y es que la Vida orquesta planes que nuestro pequeñito ego ni imagina.

Ya aquí, instalado en un entusiasmo tranquilo, propio de mi edad pero no exento de curiosidad y de vitalidad, salgo a pasear cada tarde con el perro y percibo los últimos coletazos del verano y las primeras señales del otoño. Se acaban los higos, las moras y la uva, pero llegan los membrillos y los caquis, los nogales dejan caer sus nueces y el fruto de los olivos ya se deja ver. Ésta es tierra de aceites.

El andar es contemplativo, la mirada serena, los olores se sienten, las estaciones también, el silencio me llena y veo salir y ponerse el sol. La vida me obsequia y yo le doy las gracias.

Cada día necesito menos y me siento más rico, hago menos cosas pero atento y con plenitud, espero menos y me llega todo lo que necesito, y albergó menos esperanza y recibo rotunda belleza y muchísimo amor.
Así que Sam, toca una vez más esta melodía del cambio.

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