El verdadero propósito es saber quién eres

Existe realmente algún otro propósito más poderoso que saber quién eres?

Parece que hoy en día todo el mundo debe tener su propósito, su razón de existir su porqué, pero yo diría que existe un único propósito, el mismo para todos: Descubrir de verdad quién eres tú, conocerte a fondo, indagar con valentía para descubrir tu propia esencia, tu propio ser. Todo lo demás es secundario.

Si no conoces tu verdad, si no te conviertes en ti mismo, eres como un pollo sin cabeza.

Ahora que nos acercamos al final del año y empezamos uno nuevo, nos llenamos de nuevos propósitos, de nuevos objetivos, que la mayoría de las veces son prestados, corresponden a otros, no son nuestros. Y nos vemos atrapados y encarcelados en metas autoimpuestas por los medios de comunicación, por el entorno social, por la corriente dominante, por las modas, por los líderes de opinión, por los influencers… Por cualquier otra cosa que no seamos nosotros mismos.

Buscamos certezas cuando la vida es pura incertidumbre, es una aventura, es vivir cada momento con el máximo de conciencia y sentir esa experiencia disfrutando de cada momento como algo único e irrepetible. Es como salir de viaje y tener todo programado desde la mañana a la noche, sin espacio para salirte de la ruta, para indagar, para sentarte en un café a ver pasar la vida y sentir a la gente de ese sitio, disfrutar de su cadencia, de su medida del tiempo, de la conversación de su gente, de su tempo. Tenemos la necesidad de estar siempre ocupados de tener nuestra agenda llena para no tener tiempo de descubrir quiénes somos y adónde vamos.

En verdad no venimos a esta vida a cumplir metas, a trabajar, a levantar empresas, venimos a descubrir quiénes somos y lo otro tan solo es el medio para conseguir el fin, confundimos la luna con el dedo que la apunta. Y una vez vislumbramos lo que somos dedicarnos a servir, pero no como siervos, sino como personas que sirven para algo, que sirven para los demás, que somos de utilidad para el otro, porque nuestro único cometido debería ser repartir amor, eso sí, una vez nos lo hemos dado a nosotros, si no qué vamos a dar.

Por lo tanto, dejémonos de misiones, visiones, propósitos, objetivos y demás chorradas si realmente todavía no vivimos en el ser, si no hemos perdido el miedo a la incertidumbre, si no somos capaces de nadar en las aguas de la inseguridad, si no tenemos el coraje de indagar, si tenemos miedo a ser auténticos.

Mi trabajo de Branding Vital está basado en la estrategia, es metódico y riguroso, y trabajo en todos los aspectos del branding, de la marca, desde una operativa pragmática y orientada al logro de resultados, pero partiendo de lo que el emprendedor quiere para él y para los demás. Por eso empiezo a trabajar en la persona, en un proceso de introspección que nos ayude a descubrir qué necesita para sentirse pleno, realizado y satisfecho. Si no, de qué sirve llegar a una meta donde el premio no eres tú, no es tu felicidad, tu serenidad y tu paz. De qué sirve haber gastado media vida en logros y éxitos, o una entera, si al final queda un sabor amargo, una sensación de que falla algo, de que necesitarías otra vida porque esta no ha servido para descubrir lo fundamental, de que no has sido fiel a ti, de que te ha faltado tiempo para dar lo mejor de ti a los tuyos, a los demás, en definitiva de que no has sido ni la sombra de lo que realmente eres.

Nunca es demasiado tarde, todavía estás a tiempo, y, sabes por qué? Porque aunque lo aclares al final de tu vida, cinco minutos antes de morir, tu vida habrá cobrado sentido.

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