SALIR DEL ARMARIO

Hace ya algunas semanas que tengo la sensación, por cierto muy sanadora y de mucho alivio, de haber salido del armario. De haberme reencontrado con la vulnerabilidad, como citaba @cosminyogi en una reciente publicación, y con mi verdadera fragilidad. De mostrarme como soy, con autenticidad.

Detrás de estas imágenes del Juanjo yogui, meditador, consultor y padre feliz, con apariencia serena, seguro, seductor y espiritual, detrás de este personaje del cual me he resguardado y protegido durante años se esconde, o se escondía, un niño con una herida a cuestas y un adolescente que sobrevivió a los 80′ : Sex, drugs and R&R (con las balas del sida silvándome en las orejas, con heridas de guerra que me postraron en la cama por 5 meses, y dos accidentes de coche que casi me cuestan la vida). Después de esto, ansiedad permanente, ataques de pánico, episodios obsesivos severos, agorafobia e insomnio a temporadas. Aderezado con terapias psicológicas varias, lecturas compulsivas buscando respuesta y una primera incursión fallida en la meditación.

Todavía recuerdo, antes de subir a mi primera clase de yoga, en el parking de la Fnac con ansiedad a tope, que luego me llevé a la sala, la misma que estuve a punto de abandonar 28 veces. Mi llegada al yoga, y después a la meditación, fue pura supervivencia, un último intento de salvarme. Pero todo esto estaba perfectamente camuflado detrás del personaje que había construido y que tanto me ha costado desmontar.

Por suerte, la herramienta de la meditación funciona y, poco a poco, ha ido lijando la superficie, decapando la pintura, sacando la madera al natural sin necesidad de darle barniz después.
Este ejercicio de exposición no es gratuito, va dirigido a cualquiera que quiera salir de la cárcel de su trampa mental, que se sienta solo, desesperado, que esté sufriendo o, simplemente, que encuentre alivio en mi testimonio.

Te aseguro que vale la pena el camino, que la vida es maravillosa, que llegas a comprenderla, que se sale, que te llega tu momento, y que cada uno tiene su proceso.
Gracias a la gente que quiero y que me quiere por reforzarme en estos últimos tiempos de cambio y por recordarme quién soy de verdad.

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